martes, 15 de febrero de 2011

LA NOCHE

                Y llegó la noche para poder expresar tantas cosas que nos queman en nuestro interior. Porque es en la lucidez de la noche, ya todo ha ocurrido, cuando nos enfrentamos  a las palabras no dichas, a los sentimientos no expresados, pero ese fuego, ya no  convierte en   ascuas las entrañas,  ahora es como un bello amanecer que va envolviendo  todo cuanto el sol toca, pero sin dañar nada, es algo tan sencillo y a la vez tan intenso, es como el trotar de un bello corcel, elegante, sobrio, nervioso,  pero seguro de sí mismo. Esa seguridad que todos necesitamos,  pero que no la da ni el trabajo, ni el dinero, nada de lo que obtenemos en el día a día; es la seguridad de ser una persona querida y amada por alguien que no te pide nada a cambio  (Quizás sea esto lo que le falta realmente al ser humano).                                                                                                                            Y la noche, tan larga y a la vez tan corta, larga para pensar en la  persona que se ama y que nunca podrás tener, larga para buscar en la espesa  niebla,  para poder recordar  su rostro,  su sonrisa,  sus manos cálidas y sedosas…;  y corta, muy corta cuando la persona que amamos está en nuestros brazos, sintiendo su aliento, las manos enredándose en su pelo y toda el alma a flor de piel.  Corta, muy corta cuando por un momento despertamos  de una maravillosa catarsis y al abrir los ojos comprobamos que es cierto , que estamos en sus brazos, que es como una bella y delicada  pluma, que si la sueltas el viento se encarga  de separarla de ti,  pero si la asías demasiado fuerte se queda exenta de toda belleza.
        La noche nos envuelve y cada minuto que pasa se torna  más intenso, entramos en una espiral de emociones, sentimientos, temores, deseos…
        Y todo confluye en la supremacía del deseo, de lo imposible,  del éxtasis, es cuando verdaderamente nos enfrentamos a la realidad, y podemos vivir con las desesperanzas del día a día.   
         En la noche,  a pesar de su oscuridad, es cuando más lucidez nos cobija, es  la noche la que te prepara para iniciar el día con las ilusiones de lo vivido, aunque cometas más errores, (no es malo cometer errores, lo malo es no aprender de ellos -Borges).
        Es en la noche cuando verdaderamente se libran las batallas, batallas eternas, batallas sin piedad, quizás algunas batallas podamos recordarlas sin el sabor amargo de la derrota y será entonces cuando empecemos a vivir.




Octubre 2010

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